Los cambios hormonales son parte natural del proceso de crecimiento y envejecimiento de nuestro organismo, y afectan tanto a mujeres como a hombres, con sus particularidades.
Todo en el organismo está controlado por las hormonas. Estas sustancias son las encargadas de verificar que todos los órganos funcionen correctamente.
Las hormonas son mensajeros químicos que nuestro organismo utiliza para regular numerosas y variadas funciones.
El corazón, los huesos, los cambios de peso o incluso el estado de ánimo dependen, en gran parte, de cómo se comporten los estrógenos, las principales hormonas femeninas. Pero ¿qué son los estrógenos y qué funciones realizan?
Los estrógenos son las hormonas femeninas que producen los ovarios. Estas hormonas son las principales responsables del crecimiento mamario, del inicio de la menstruación, entre otras funciones.
Sus funciones son muy diversas a la vez que muy importantes, ya que se encargan de preparar al cuerpo femenino para una fecundación, también controlan el nivel de colesterol y protegen los huesos.
A su vez, en los hombres, los andrógenos son las hormonas que regulan el funcionamiento del organismo, siendo la testosterona la principal hormona sexual masculina.
Pero, ¿qué ocurre cuando hay alguna anomalía en la producción de estas hormonas?
Presta atención porque a continuación sabrás lo que ocurre en el cuerpo humano cuando las hormonas femeninas y masculinas entran en juego.
Papel de las hormonas durante el crecimiento
La hormona del crecimiento (GH) tiene un papel fundamental durante el proceso de crecimiento de la persona, desde que es un feto, hasta la edad adulta.
La hormona del crecimiento se sintetiza en la hipófisis, es liberada en la sangre y llega mediante el torrente sanguíneo a todas las zonas objetivo. Esta hormona estimula el crecimiento de los tejidos, favoreciendo el aumento del tamaño celular y los procesos de mitosis.
Estos son los principales procesos que se realizan gracias a la hormona del crecimiento:
- Crecimiento de los huesos en grosor y longitud;
- Uso del tejido graso como fuente energética del organismo;
- Disminución de la captación de glucosa por parte de las células;
- Estimular la síntesis de proteínas.
Mediante estos procesos en los que participa la hormona del crecimiento, se crean las condiciones necesarias en el organismo para el crecimiento óseo y muscular. Alteraciones en su producción puede tener implicaciones en la salud, tales como trastornos del crecimiento (hipo o hiper) o en funciones orgánicas.
En el crecimiento no sólo participa la hipófisis y la hormona de crecimiento que sintetiza, se trata de un sistema complejo donde intervienen varias glándulas y diversas hormonas:
En la glándula tiroides se produce la tiroxina (T4) y la triyodotironina (T3), que participan en la regulación metabólica y como ayuda fundamental para el funcionamiento de la GH.
Las glándulas suprarrenales se encargan de producir y liberar cortisol, que estimula la transformación de proteínas y grasas en glucosa, inhibiendo el crecimiento y funcionando como mecanismo regulador.
La glándula timo participa en el desarrollo del sistema inmunitario, y la glándula pineal, productora de la melatonina, regula el estado de vigilia-sueño.
Los testículos y los ovarios producen hormonas que intervienen en el desarrollo, la distribución de la grasa corporal, el desarrollo de los órganos reproductores, la fertilidad… En los hombres la hormona generada es la testosterona, mientras que en las mujeres son la progesterona y los estrógenos.
La hipófisis no sólo produce la hormona del crecimiento, también sintetiza otras hormonas que intervienen en el proceso de crecimiento:
- Hormona luteinizante (LH):
- Hormona estimuladora del folículo (FSH);
- Hormona adrenocorticotrópica (ACTH);
- Tirotropina (TSH)
Con tal cantidad de hormonas y cambios que se producen durante la pubertad, fácilmente podemos imaginar que es un proceso muy complejo, donde el cuerpo cambia y evoluciona en diferentes aspectos.
El exceso o defecto de alguna hormona puede provocar que alguno de los procesos sea más intenso o menos, pudiendo provocar alteraciones en el crecimiento y/o el desarrollo de caracteres de tipo sexual.
¿Cómo se manifiestan los trastornos menstruales?
Las alteraciones de las hormonas femeninas se pueden manifestar de diferentes maneras, pero tienen su expresión más significativa cuando empiezan a aparecer trastornos en el ciclo menstrual.
Alteraciones en la duración o en a la cantidad de flujo sanguíneo durante el periodo menstrual son algunos de los signos que te deben de poner en alerta.
Pero también existen otras patologías, en este caso más graves y que requieren de un tratamiento inmediato.
• La amenorrea es una patología que implica la ausencia de regla.
• La oligomenorrea se caracteriza por padecer ciclos menstruales atópicos. Esto implica que la regla tarde más tiempo del habitual en aparecer.
• La hipermenorrea es una patología en la que durante la menstruación se expulsa mucha sangre.
• Y por último, tenemos la dismenorrea, así es como se denomina a las reglas donde el dolor es casi insoportable.
Se han estudiado varios síndromes y factores externos que afectan a numerosas mujeres y que son los causantes de las principales alteraciones hormonales de la menstruación:
-Sobrepeso y/o obesidad;
-Estrés
-Cambios bruscos en la dieta
-La toma de algunos medicamentos
-Anticonceptivos orales
-Alteración de la glándula tiroides: hipotiroidismo e hipertiroidismo
-Exceso de hormona prolactina
-Endometriosis
-Síndrome de ovarios poliquísticos
Los cambios hormonales afectan a la circulación sanguínea
Las hormonas, sobre todo las femeninas, juegan un papel esencial en la circulación sanguínea del organismo.
Las dos principales hormonas femeninas, los estrógenos y la progesterona, son las principales responsables de la dilatación venosa.
La dilatación venosa es esencial para que haya una correcta circulación sanguínea y no se formen las dolorosas varices.
Los cambios que se producen en estas hormonas a lo largo de la vida de las mujeres pueden ocasionar que la herencia de las varices junto con la acción de los factores ambientales o los hábitos no saludables, como fumar o no practicar ningún tipo de ejercicio, generen problemas circulatorios y la aparición de las varices.
Con el nivel de estrógenos adecuado, los niveles de colesterol bueno (HDL) es más alto, a la par que se regula adecuadamente la presencia de colesterol malo (LDL). A partir de la aparición de la menopausia, los controles médicos del sistema circulatorio se hacen más necesarios.
La menopausia afecta a la circulación de tus piernas
Los problemas en el sistema circulatorio afectan de una manera similar tanto a mujeres como a hombres, si bien se observa que en los hombres hay una mayor prevalencia de enfermedades cardiovasculares a una edad más temprana, mientras que en las mujeres los problemas circulatorios aumentan a partir de la menopausia, equiparándose el número de incidencias cardiovasculares a la de los hombres.
Al llegar a la menopausia, el organismo de la mujer produce menos cantidad de estrógenos, lo que afecta directamente a la circulación sanguínea, especialmente a la de las piernas, apareciendo síntomas de mala circulación. Esto se debe a que estas hormonas femeninas son las encargadas de prevenir el campo vascular.
Cuando el nivel de estrógenos es adecuado, gracias a ellos los vasos sanguíneos son más flexibles y su dilatación más fácil.
La disminución de estrógenos provoca entre otras cosas, que la musculatura de la pared venosa pierda tono y elasticidad. ¿Y esto en que afecta a las venas de las piernas?
Pues muy sencillo, las venas de las piernas están dotadas de elasticidad y de un sistema de válvulas que ayudan a empujar la sangre hacia el corazón, evitando que retroceda o se quede estancada por el camino. Si la sangre no circula con normalidad y se queda estancada aparecen las varices.
Con la llegada a de la menopausia es habitual que las venas pierdan elasticidad, se dilaten y el funcionamiento del sistema circulatorio se entorpezca, provocando un problema de insuficiencia venosa crónica.
La mejor manera de prevenir la aparición de varices y sus molestas consecuencias, es mediante la prevención. Adoptar hábitos de vida saludables como:
- Practicar algún tipo de actividad física que estimule la circulación sanguínea;
- Abandonar o moderar hábitos nocivos como el tabaco y el alcohol;
- Alimentarse con una dieta equilibrada, baja en grasas y sal y rica en ácidos grasos insaturados.